“La mayoría de nosotros vivimos nuestra vida intentando jugar seguro, tomando pocos riesgos. Cuando somos niños estamos acostumbrados a desafíos constantes de otros niños, el juego de “te reto a” que nos fuerza a encontrar el valor para expandir nuestro mundo. Pero cuando nos vamos haciendo mayores, son cada vez menos quienes saben cómo convertir ese juego en una forma de vida. Ese conocimiento es la llave para adentrarse en el más alto nivel humano, el nivel artístico.”

Anthony Quinn – Diéz Que Se Atrevieron

 

Sobre Anthony Quinn

Anthony Quinn nació bajó el tiroteo de la revolución en Chihuahua, México en 1915 de padre medio irlandés y madre mexicana-aborigen. Francisco Quinn y Manuela Pallares Oaxaca, estaban ambos en el campo de batalla, combatiendo como soldado y “soldadera” bajo el estandarte de Pancho Villa, cuando Manuela quedó embarazada de Anthony y tuvo que volver a casa a Chihuahua. Las condiciones económicas y sociales en declive durante la guerra, llevaron a Manuela a escapar a Estados Unidos cuando Anthony tenía solo 8 meses. Sobornó a un maquinista de trenes para que les permitiera viajar en un vagón de carbón. La familia no volvería a reunirse hasta que Anthony tuviera casi 3 años. Un segundo bebé, su hermana Estella, nació menos de un año después. La pobreza extrema los llevó a buscar trabajo como recogedores de fruta migrantes a través de Texas y California. Eventualmente se radicaron al Este de Los Ángeles cuando Anthony tenía cinco años. Francisco encontró trabajo en el cercano Estudio Selig, (conocido por su basta colección de animales salvajes acogidos en su zoológico privado que utilizaban en sus películas) cuidando de los animales y luego entrenando como camarógrafo.

El interés de Anthony en el arte se desarrolló de forma precoz y el reconocimiento no tardó en llegar. Comenzó a dibujar bocetos de estrellas del cine que podía ver cuando su padre lo llevaba al estudio. Envió uno de esos bocetos a Douglas Fairbanks, y para su sorpresa, recibió a cambio un cheque de veinticinco dólares. A la edad de nueve años comenzó a esculpir y tres años después participó en una competición estatal de California en la que ganó con su busto de yeso de Abraham Lincoln. 

 
 

Cuando Anthony tenía 11 años, la tragedia golpeó a su puerta, su padre moría al ser atropellado por un coche que pasaba. Fue entonces cuando Anthony juró ayudar a mantener a su madre, abuela y hermana. Comenzó a faltar a la escuela para trabajar en los empleos más diversos, cualquier cosa que pudiera encontrar para ayudar a la familia. Antes de cumplir los 18 años, había trabajado como jornalero, vendedor de periódicos, predicador y taxista, solo por nombrar algunos de sus trabajos. También había conseguido ganar entre cinco y diez dólares por pelea como boxeador de peso wélter, pero su entrenador le aconsejó abandonar el deporte porque era de tan buen corazón que nunca se convertiría en un buen boxeador.

Durante su tercer año de la escuela secundaria, Anthony entró en otro concurso, esta vez de arquitectura, presentando el proyecto de un mercado, y nuevamente resultó ganador. El premio era poder estudiar y trabajar con el famoso arquitecto Frank Lloyd Wright, un encuentro que cambiaría su vida para siempre.

Wright le enseñó que “el hombre común no sabe cómo vivir y es tarea del arquitecto enseñarle”, y a “construir no para el tamaño físico del hombre sino para el de su espíritu”. Él observó que Anthony era tímido y tenía un leve impedimento en el habla, entonces le aconsejó corregirlo para poder ser más efectivo como arquitecto. Le sugirió visitar a un médico que le realizó una simple cirugía de frenillo llamada frenectomía lingual.

Después de la cirugía le recomendaron hacer terapia del habla, por lo que buscó la ayuda de Katherine Hamil, quien llevaba una escuela de actuación para jóvenes en Hollywood. Trabajó como conserje para poder pagar por sus clases, y cuando un jóven actor enfermó, la Srta. Hamil le preguntó si podía ocupar su lugar en la obra de teatro escolar. Anthony recibió maravillosas críticas y así comenzó su interés por la actuación. Durante muchos años actuó en pequeñas producciones teatrales hasta que en 1936 consiguió su primer papel en una película muda llamada Parole! y rápidamente surgieron otros pequeños papeles. Más tarde ese año, le ofrecieron un contrato para trabajar en el Estudio Paramount por $75 por semana y entró en conflicto porque había soñado con convertirse en arquitecto. Llamó a su mentor Frank Lloyd Wright para pedirle consejo. Wright le dijo que estaría loco si rechazara la oferta y que siempre habría tiempo para convertirse en arquitecto más tarde.

Luego de sesenta años actuando en teatros, películas y televisión, una carrera que incluye la creación de clásicos personajes en La Strada, Viva Zapata!, Lust for Life, Requiem for a Heavyweight y Zorba the Greek, haber recibido dos premios Oscar y seis nominaciones, internacionalmente aclamado y respetado tanto por el público como por sus pares, Anthony Quinn siempre será recordado como un actor consumado.

A pesar de haber pintado y esculpido desde los seis años de edad, no fue hasta los años ochenta que descubrió que podía tener una carrera paralela como artista. Siempre había esculpido pequeñas piedras y trozos de madera que encontraba mientras trabajaba en rodajes en los desiertos del norte de África y en Oriente Medio. En los ochenta comenzó a escalar estas pequeñas maquetas a esculturas de gran tamaño con el único propósito de embellecer los espacios que habitaba. Para su sorpresa, la gente comenzó a preguntarle dónde podían comprar sus obras de arte. Le ofrecieron una exhibición exclusiva en una galería en Honolulu, Hawaii y cada una de las piezas expuestas fue vendida.

Continuó haciendo películas pero en su tiempo libre recolectaba y guardaba piedras, rocas y trozos de madera de entre las dunas. Durante sus descanso y entre escenas, transformaba esos objetos (lo que la mayoría de la gente consideraría solo piedras y rocas) en arte. Encontraba belleza en todo lo que veía.

En mayo de 2001 Anthony terminó su última película, Avenging Angelo, con Sylvester Stallone, en Toronto. En junio del mismo año, murió por un fallo respiratorio a los 86 años de edad. Lo sobrevivieron su hermana Estella, su esposa Katherine, sus dos hijos Antonia y Ryan y 10 hijos de sus relaciones previas.